Sophie Milman nació en Rusia aunque por las vueltas de la vida terminó asentada en Toronto; es decir, que cambió un frío de pelotas por un frío de huevos. Pero a pesar de esta peculiaridad geográfica optó por un estilo eminentemente cálido como es el jazz, y suerte para nosotros, porque gracias a ello podemos paladear su voz, que poco o nada tiene que envidiar a la de las grandes divas del género.
Milman se estrenó en 2004 con un larga duración al que bautizó con su propio nombre. Para este disco decidió tirar de versiones en lugar de composiciones propias, algo que no deja de ser arriesgado para un debut, por aquello de las temibles comparaciones. Además, la buena de Milman no se conformó con cualquier cosa y decidió dar su propio toque a canciones muy emblemáticas.
Ya de primeras, una versión juguetona de esa golosina bossa nova titulada "Aqua de beber" que interpretaba Astrud Gilberto. Prueba superada. En otro punto del álbum aborda "My Baby Just Cares For Me", tonada que popularizó nada menos que Nina Simone, y aunque el resultado es un pelín más aséptico, también pasa la criba.
Pero eso no es todo, porque Sophie versionea también ese mítico "La vie en rose" de Edith Piaf con una emoción que le sacaría la lagrimilla hasta a Woody Allen; y ya se luce del todo con cierto aire de femme-fatale en "My Heart Belongs To Daddy".
Salvando algunos altibajos, el resto del álbum discurre por esa línea de calidad. Cierto es que aunque Sophie Milman demostró tener mucho talento y savoir-faire con su opera prima, aún le faltaba terminar de desarrollar una personalidad propia. Con los años ya se encargaría de ello, pero como primer acercamiento nos dejó estos 12 cortes con regustillo clásico y muy recomendables para degustar.
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